"HERENCIA DE CENIZAS"
5/8/20242 min read


La casa familiar siempre había sido el punto de encuentro. Un hogar construido con el esfuerzo de don Jorge, un hombre trabajador que, junto a su esposa, doña Marta, crio a sus cuatro hijos con principios de respeto, amor y unidad. Pero cuando don Jorge falleció, lo que debía ser un momento de unión se convirtió en el inicio de una pesadilla.
Por respeto a la madre, los hermanos decidieron no hacer la sucesión de los bienes de inmediato. “La casa es de mamá hasta que ella falte”, dijeron los mayores, convencidos de que era lo correcto. Pero el tiempo pasó, y las diferencias económicas entre los hermanos se hicieron más evidentes. Mientras que dos de ellos prosperaron en sus negocios, los otros dos enfrentaban dificultades económicas.
Un día, con miedo y respeto, los hermanos con menos recursos plantearon la necesidad de hacer la sucesión. No querían vender la casa ni desplazar a su madre, solo querían lo que legalmente les correspondía. Pero su petición fue recibida como un acto de traición.
—¡Cómo se atreven a pedir la herencia mientras mamá aún vive! —gritó Clara, la hermana mayor.
—No es por ambición, es porque también necesitamos estabilidad —intentó explicar Andrés, con la voz temblorosa.
Las discusiones se hicieron constantes. Lo que antes eran reuniones familiares se transformó en enfrentamientos llenos de reproches. Se dijeron cosas hirientes, ofensas que jamás podrían borrarse. Doña Marta, en su tristeza, trató de mediar, pero cada intento solo avivaba más el fuego.
Un día, sin previo aviso, los hermanos con más dinero tomaron el control. Alegaron que ellos eran quienes cuidaban de su madre y que los otros no tenían derecho a opinar. Usando su influencia, maniobraron para que la casa quedara solo en su poder. Andrés y su otro hermano fueron apartados, tratados como extraños.
Las llamadas dejaron de responderse. Los abrazos de Navidad se convirtieron en indiferencia. Lo que antes era una familia, ahora solo eran desconocidos con resentimientos profundos.
Años después, cuando doña Marta falleció, los hermanos se encontraron nuevamente, esta vez en una audiencia legal. La sucesión que debió haberse hecho en paz terminó en una batalla judicial, llena de dolor y rencor.
Si desde el principio hubieran seguido el camino correcto, si hubieran hecho la sucesión en su momento como lo regla la ley, y reconociendo el derecho de los herederos y el cónyuge sobreviviente, quizás la historia habría sido distinta. Quizás seguirían siendo una familia y no solo herederos enfrentados en un tribunal.
Pero ya era demasiado tarde. La herencia no solo se había llevado bienes… también se había llevado el amor entre hermanos.
"Cuando una herencia deja más ruinas que recuerdos, en Justicia Consciente transformamos el conflicto en oportunidad para sanar, unir y reconstruir lo verdaderamente valioso: la familia."
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